1.
Reposo
2.
Monitoreo constante:
·
Ritmo cardiaco.
·
Presión arterial: de
forma no invasiva como mínimo cada 1 hora o de forma invasiva de requerirlo por
la gravedad.
·
Oximetría de pulso.
·
Capnografía y
capnometría. (en ventilación mecánica)
·
Frecuencia cardíaca.
·
Frecuencia respiratoria.
3. Canalizar vena profunda
por personal adiestrado en el proceder. De preferencia por vía yugular interna
o subclavia para medir Presión Venosa Central (PVC) cada 4 o 6 horas según
necesidad.
4. Sondaje vesical y levine
según la situación. Son imprescindibles durante la ventilación mecánica. Medir
la diuresis cada 1 hora.
5. Hidratación: Una restricción
líquida con un balance hídrico negativo y una disminución del agua pulmonar
extravascular se ha asociado con una mejoría en la supervivencia al compararlo
con el tratamiento estándar. Se debe ajustar en cada paciente, teniendo en
cuenta la hemodinamia, la PVC
y el ritmo diurético.
6. Antibióticos: No
indicados de rutina. Utilizar cuando la causa es infecciosa o aparece esta como
complicación. Aplicar protocolo de la unidad según germen y localización de la
infección.
7. Soporte nutricional: Es esencial mantener un aporte
nutricional adecuado evitando en todo caso la sobrecarga de volumen y la
hiperglicemia. Comenzar con nutrición enteral siempre que sea posible y
reservar la nutrición parenteral para casos seleccionados. Aplicar protocolo de
nutrición de la unidad.
8. Profilaxis de la úlcera de estrés: en pacientes con
ventilación mecánica se debe administrar Sucralfato 1 tableta de 1 gramo cada 6 horas por el
levine. De no existir disponibilidad del fármaco utilizar Ranitidina 50 mg
endovenosos cada 12 horas u Omeprazol 40 mg endovenosos una vez al día.
9. Profilaxis de la trombosis venosa profunda con
heparinas de bajo peso molecular si disponibilidad o heparina sódica 1 ml (50
mg) subcutáneo cada 8 horas. En pacientes con encamamiento prolongado o
factores de riesgo.
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